jueves, 1 de mayo de 2014
Ruido
Un ruido indescriptible de caducas pasiones agonizantes estrellándose
contra el suelo anuncia la llegada del otoño al alma, un estruendo solo
comparable al que forma la algarabía de los corazones perennes, sonidos
mundanos y compatibles, sonidos que actúan como ácido en mi, melodías
enloquecedoras, de las de bailar en soledad, aún así deben habernos ensordecido,
no entiendo la impasibilidad de vuestros rostros, no se como no danzas hasta
caer exahustos, si no te apresuras se irán, como todo se va, cuando no se
aferra como si en ello nos fuera la vida, se irá la banda sonora de vuestra
existencia, o quizás se transforme en el compás que te guiará a la muerte, en
todo caso parece no importaros, yo por mi parte seré la nota perdida, el
desafinado aliento, desacompasado bailarín de ese vals monótono de la vida, ritmo
indescifrable y sobrante en la partitura del día a día, pero nunca indiferente,
expectante, atento, tarareando la canción que no quieres escuchar, mi canción.
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