miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tiene la cara de perro y la conciencia de gato


"Ella vivía observando el mundo tras una ventana. Vivía enamorada del apuesto hombre que todas las mañanas corría con un cigarrillo sin encender en sus labios, vivía imaginándose a la delicada chica de los voluptuosos labios acicalándose en su casa. Vivía analizándolo todo porque temía destrozar la hermosura de aquel lugar con su actuación y movimiento... Pero un día él traspasó el cristal de la ventana y la invitó a vivir. Tienes que caminar y mezclarte con los actores que actúan ahí afuera, le dijo. ¡Pero yo no puedo hacerlo!, no tengo zapatos que me permitan andar, contestó ella ocultándose el rostro con el pelo. Él le ofreció sus tacones. ¿Eres hombre o mujer? le preguntó ella. Soy el personaje de la función que te ha salvado, contestó él con una sonrisa en los labios... Con los tacones puestos ella corrió, saltó, besó la tierra e inhaló el aire. Se sentía como una artista interpretando una canción y, después de tanto caminar, guardó sus zapatos y volvió a resguardarse en la desnudez de sus pies. El mundo le había parecido demasiado doloroso y frío. ¿No vas a caminar más?, le preguntó él. Para eso estás tú, respondió ella. ¿Eres feliz o desdichada?, dijo él. Yo soy tú y tú eres yo. Somos una dualidad enfrentada, contestó... Y desde aquel día, soplaron burbujas para que se mezclaran con el mundo. Soplando con labios de mujer y manos de hombre, con los pies vestidos con unos tacones y los senos escondidos bajo la sombra de una gran planta que nunca antes habían visto en la habitación, porque antaño siempre habían mirado hacia el exterior. Él y ella."